Fue un partido idéntico a lo del Maracaná, pero con la postura diferente de Olimpia que salió como una tromba en su afán de equilibrar la serie de cuartos de esta Copa Libertadores. Demostración a través de la pelota quieta y en movimiento complicaron a los centrales de Fluminense y tuvo de figura al portero Fabio.
El Decano, aplicó tres martillazos al inicio, en los primeros 10 minutos en juego aéreo, apelando a la vieja Libertadores. Sin embargo, el que siempre aparecía era el guante del portero del “Flu”.
Sí, en su mejor momento, recibe un golpe al mentón tras un pase clínico del 5 a Kennedy, este parte habilitado y al entrar en el área sacó un derechazo de luz imposible para cualquier guardameta.
El Franjeado no bajó los brazos. Era asumir e ir al frente como se podía, con los riesgos que implica en adelantarse más metros y a merced de la técnica de los brasileños.
Ya cerca del final del primer tiempo, por su ímpetu y entrega, el Decano lo empataba. Proyección de Facundo Zavala, traslado, ve que hay espacio y el enganche para adentro con un engaño. El argentino saca el remate, se desvía en un defensa brasileño y la pelota a la red. Para estallar el Defensores. Y volver a creer, devolver la euforia a los olimpistas. Un gol estratégico desde lo matemático y emocional.
Fluminense no se inmutó. Siguió jugando con simpleza. Limpiando el campo con dos o tres toques de primera. Lógicamente, a los hombres paraguayos les ponían con los nervios de punta porque corrían detrás de la pelota.
Olimpia confiaba en la épica a pesar de la adversidad y de sentirse superado por momentos. Ya era con el corazón en la mano y había pánico en los brasileños cada vez que el balón volaba por los cielos.
El optimismo mágico duró muy poco. Una expulsión de Fernando Cardozo que dejó con 10 al equipo de Francisco Arce. Esto le abrió un mundo al Flu para jugar a placer y con paciencia llegar al 2-1. Otra vez Kennedy, un dolor de cabeza. Asociación y sentido colectivo. Enganchó para afuera. Pelotazo al palo y de rebote el goleador argentino Germán Cano para cerrar. De yapa, contraataque Cano sentenció el sueño olimpista con el 3-1.
Desde ahí, el Flu agarró el balón y lo manejó a su antojo. El final escrito. Fluminense entre los 4 mejores de América, pero el orgullo de Olimpia está intacto: estuvo a la altura. Los aplausos a su hinchada que le puso color y calor en esta Copa Libertadores.