Por Pablo Valdez
Según el promedio de todas las encuestas divulgadas y no divulgadas en los últimos 15 días, Santiago Peña tiene una diferencia que se ubica entre 12% y 10% a su favor. Pero esta ventaja podría ir evaporándose a razón de 1 punto porcentual por semana si es que su campaña no ejecuta inmediatamente una serie de movimientos que lo rescaten de la dinámica en la que lo sumerge la comprometida situación de Horacio Cartes.
El Partido Colorado se debate en el desacuerdo marcado entre quienes sugieren que el líder de Honor Colorado renuncie a la presidencia de la Asociación Nacional Republicana y quienes sostienen que Cartes debe permanecer aferrado al cargo para no transmitir temor ni debilidad. Estos opinan que dar el paso al costado implicaría complacer a los adversarios del Partido y mantienen dicha posición llevados por la sospecha de que tal pedido, cuando proviene de correligionarios, se debe a una malsana connivencia de tales con la oposición. El que vemos, supone el más tóxico “abrazo republicano” de los que hemos visto desde 1998 entre el Oviedismo y el Argañismo; se trata de una convivencia, esta entre Honor Colorado y Fuerza Republicana, marcada por la desconfianza y el rencor mutuos.
Pero no es el único problema que afronta la campaña de la Lista 1. Es que el Presidente del Partido Colorado soporta el acoso del Departamento del Tesoro de los EEUU, que despliega -de manera sostenida e incrementándose cada día- su enorme presión asfixiante sobre cualquier actor gubernamental o empresarial para desconectar al poderoso hombre del Paraguay de todo soporte vital que le permita seguir funcionando y hacer funcionar. Y lo peor para el Partido y sus candidatos es que el calendario que nos lleva hasta el 30 de Abril del 2023 todavía tiene marcado más angustia e incertidumbre, porque las sanciones harán sentir sus efectos aislantes de manera aún más dramática después del 27 de Marzo. Esto, sin contar aún con certezas sobre los procesos penales que el Departamento de Justicia abrirá en los EEUU, con sus consecuentes pedidos de extradición.
Sobre lo anterior es poco lo que el Partido Colorado puede hacer. Pero lo que sí puede hacer es tomar las pocas medidas que el acotado margen de maniobra le permite, dadas las circunstancias. Horacio Cartes debe tragarse su orgullo y renunciar a la Presidencia del Partido Colorado. Su figura seguirá asociándose a las de Santiago Peña y Pedro Alliana, pero con el paso al costado estará liberando las manos de los candidatos para que puedan distanciarse de alguna manera, aunque sea mínima, de tener que responder permanentemente por la situación del líder y fundador del movimiento Honor Colorado. Por lo menos podrán decir que Cartes ya no está ligado al Partido, gracias a lo cual la ANR se libera del lastre que suponen sus problemas con EEUU. No es un contexto ideal para una campaña, pero es lo que se puede hacer, por sensatez y sentido común. Sin desconectar la campaña del problema de Horacio Cartes, intentar presentarse ante el electorado pretendiendo desarrollar una agenda distinta a la que impone la dinámica de los hechos sería un esfuerzo inconducente.
Aún en medio de las tormentas se puede navegar. O se hunde la barca, o llega a puerto; maltrecha, pero puede llegar. Y es que el pronóstico de nubes oscuras y centelleantes promete vicisitudes hasta el 30 de Abril. Sin embargo, la otra barca, la que navega al lado también presenta filtraciones en proa y popa, y recibe disparos de otras barcas más pequeñas que se desplazan cerca. Si embarcaban todos juntos, en el mismo bote, seguramente habrían tenido asegurada la fortaleza que se necesita para dejar atrás por lejos a la embarcación que tripulan Peña y Alliana. Alegre es visto como un tripulante anclado por un carácter que en vez de atraer, hasta el momento sigue manteniendo alejados a los demás tripulantes que le hubieran podido ayudar a llegar a puerto con ventaja.
12% a 10% es una diferencia consistente, pero la dinámica de los hechos podría erosionarla rápidamente. Y ud sabe, amable lector, lo que hoy es mañana podría dejar de ser. Y si bien, frente a lo que no se puede remediar se opone aquello que sí está en nuestras manos y eso es lo que hay que hacer.
Efraín Alegre tiene el viento norte a favor, que de manera calendarizada tiene preparado novedades llamadas a debilitar al Partido Colorado. Y tendrá, en cada caso, el guiño de las publicaciones periodísticas. Pero todo eso podría no servir de nada si no logra aglutinar los apoyos que le faltan. Y digo que le faltan porque Alegre, por sí solo, no podrá remediar; se llama nivel de rechazo, que en su caso es mayor entre los independientes comparado al de su adversario.
Santiago Peña tiene todo en contra, pero a su favor ostenta aún ventaja porcentual y menor rechazo entre los independientes en comparación con Efraín Alegre. Pero todo será en vano para él si no logra sostener lo construido. Distanciarse de los designados como “significativamente corruptos” no le garantizan nada, sin embargo es lo poco que puede hacer. Y aún así, perder las elecciones, quién sabe. Si cuando vengan las novedades ya preparadas en Washington, incluyen a él o a su señor padre (Uds. saben, y si no lo saben se los cuento, EEUU puede tener algo de lo cual acusar al candidato, con razón o sin razón, pero puede) ahí el panorama se volverá tremendamente grave para las posibilidades electorales de la ANR. Yo, en lo personal, no lo descarto.
Y termino con una pista: la previsión divulgada por la consultora Fitch, de que la Concertación “ganará por escaso margen” y su conveniente amplificación por los medios del Grupo Vierci y el Grupo de El Independiente reflejan la intencionalidad de la misma. No se basa en encuestas, que todas favorecen a Peña, sino en el reporte meteorológico que ellos vieron y que preanuncia más oleadas de viento norte con tormenta tropical. Su impacto en el electorado es lo que no se puede medir a ciencia cierta en este momento.