El reciente funeral del Papa Emérito Benedicto XVI, cuyo nombre real era Joseph Ratzinger, contó con algunos detalles cargados de simbolismos y particularidades. Fue un rito inédito en el cual un Papa reinante se encargó de presidir la despedida de su antecesor, y el único precedente se remonta a lo ocurrido con Pío VI.
Obviamente el Cónclave no fue necesario en esta ocasión, y todo estuvo basado en el modelo de un funeral pontificio, ya que Benedicto XVI a pesar de ser Emérito seguía siendo Papa. Algunos elementos que si se suprimieron fueron las súplicas finales de la diócesis de Roma y las Iglesias orientales.
Como dato llamativo, Ratzinger ocupará la tumba donde estuvo su antecesor Juan Pablo II, quien fue trasladado a la Basílica de San Pedro luego de haber sido beatificado. Así mismo, la mencionada tumba también había albergado el cuerpo de Juan XXIII.