Era una noche fría del 29 de junio del 2004 en el barrio bonaerense de La Paternal, y en el recientemente inaugurado estadio Diego Armando Maradona, perteneciente al club más representativo de la localidad, Argentinos Juniors, se jugaba un inusual amistoso entre las selecciones de Argentina y Paraguay, con poco público y jugadores en su mayoría juveniles en ambos casos. La organización de este juego era difícil de comprender en ese momento, pero la razón detrás de él era la de hacer debutar y “asegurar” a un “chico rosarino” (textual del periodista de TyC Sports) de 17 años proveniente de la masía del Barcelona: su nombre era Lionel Messi.
Algunos datos que brindó el notero de parte baja sobre este adolescente era que su cláusula de rescisión con el equipo culé era de 15 millones de euros una vez que alcanzara la mayoría de edad, “mirá vos” dijo el relator encargado del encuentro sobre este dato tan particular. En ese momento el chico era tan desconocido que ni siquiera fue puesto en la alineación titular, a pesar de que el partido se había armado única y exclusivamente para él por decisión del por entonces mandamás absoluta del fútbol argentino Julio Grondona.
Se dice que por entonces, Jorge Messi había acercado un ya para hoy extinto VHS de las jugadas de su hijo en España al por entonces ayudante de Marcelo Bielsa, en ese momento aún DT de la albiceleste, Claudio Vivas, quien le mostró la cinta al seleccionador quien le terminó solicitando incrédulo que lo reproduzca a velocidad normal, sin saber que en ningún momento el vídeo se había acelerado. Posteriormente la grabación llegó hasta Julio Grondona, quien al enterarse que la joven promesa estaba citada para participar con la selección Sub 17 de España se aterrorizó, diciendo que había que armar un amistoso con planilla FIFA lo antes posible.
Con todo el apuro del mundo, se designó a Gabriel Brazenas como árbitro y luego de seleccionar el estadio de Argentinos Juniors como sede del encuentro, se inventó la excusa de un trofeo en honor al centenario de dicha entidad para terminar de cerrarlo todo. Las entradas aquella noche apenas costaban 5 y 10 pesos, y el público consistió en cifras de entre 200 y 500 personas, quienes en ese momento no tenían idea de que verían historia pura y probablemente hoy en día, a casi 20 años, agradecen a la vida haber estado allí.
LOS ELEGIDOS QUE LO ENFRENTARON
Al revisar la alineación paraguaya en aquel partido, quedaba claro que los seleccionados en su mayoría constituían jugadores juveniles Sub 22 que normalmente no contaban con muchas oportunidades en la Albirroja, los cuales eran dirigidos por Carlos Jara Saguier, quien dos meses pasaría a la historia por alcanzar la hasta ahora única medalla olímpica paraguaya de la historia con la Selección Sub 23 en las Olimpiadas de Atenas, donde también enfrentaría a Argentina en la final como dato curioso.
Al revisar los nombres paraguayos, el único que sigue sonando actualmente es el de Antony Silva, que de todos los presentes esa noche es el que terminó teniendo la carrera más sólida, mientras que el otro jugador titular más o menos recordado es Osvaldo Hobecker, que a finales del año pasado ya había debutado en Cerro Porteño incluso marcando un gol al Sportivo Luqueño en un partido intrascendente de la Liguilla Pre-Libertadores del 2003, y que de hecho en aquel momento era bastante tenido en cuenta en el azulgrana dirigido por entonces por Tata Martino.
Revisando al equipo titular argentino, la situación no es muy distinta, ya que fuera de Pablo Zabaleta, Pablo Vitti y Ezequiel Lavezzi, no hay demasiado jugador conocido en la plantilla que arrancó dirigida en ese partido por el DT de las juveniles Hugo Tocalli. Un nombre curioso que a los paraguayos si nos sonará, sin embargo, es el de Lautaro Formica, quien años después sería jugador de Cerro Porteño, más específicamente en el año 2011.
Pero fuera de lo relevante de los nombres, una cosa que todos los presentes en el campo de juego aquella noche podrán contar durante toda su vida, es que fueron partícipes del inicio de la historia de uno de los futbolistas más importantes de todos los tiempos, el cual culminó hace tres días en Qatar y ante Francia ese viaje que comenzó aquella noche fría en La Paternal, ante no más de 500 personas que como mucho pagaron 10 pesos por la entrada, y enfrentándose a un equipo de paraguayos que no sospechaban que estaban marcando y persiguiendo a una futura leyenda inmortal.
¿CÓMO ACABO EL PARTIDO?
El juego acabó con una aplastante victoria de 8-0 de la albiceleste, y con el “chico rosarino” marcando uno de los goles luego de su ingreso y asistiendo a su compañero para otro de los tantos de aquella paliza amistosa. Era la primera frase de un libro que tomaría 18 años en terminar de escribirse, y cuyo final fue una Copa del Mundo en manos de Argentina luego de 36 años. La profecía que poco tiempo después de este partido los argentinos comenzarían a asegurar, la de que Messi era el sucesor de Maradona, tuvo su inicio con Paraguay como protagonista.
Como dato al pie, no sería el primer debut de Lio ante la Albirroja, ya que un año después haría su estreno absoluto en partidos oficiales (ya no amistosos) en el Defensores del Chaco y en otra jornada histórica, aquella en la que Paraguay derrotó por primera vez a la Argentina en las Eliminatorias Sudamericanas por 1-0 con el inolvidable gol de Roque Santa Cruz en el arco norte del máximo coliseo futbolístico de nuestro país.
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