El analista político, Sebastián Acha, regresó hoy a Economía a 1000 sobre la actualidad del contexto internacional con relación al Paraguay y la importancia de la Seguridad Jurídica para el correcto funcionamiento de la nación.
En relación a nuestra situación con Brasil y su nuevo gobierno liderado por Lula Da Silva, para Acha no será igual a su primera etapa como Presidente, ya que se verá obligado a ser más pragmático. Aclaró además que por más que su discurso a veces pueda causar molestia, este solo es para el grupo interno de gente que lo sigue, a la par que recordó que tendrá un Congreso en contra.
Por otro lado, la China actual, a la que Brasil se encuentra muy cercano, no es la misma de antes en el sentido de que ya no puede ofrecer tantos beneficios como en otros tiempos. En cuanto a Argentina, la situación crítica en la que se encuentra abre la posibilidad de un cambio de signo político el próximo año, algo que podría precipitarse incluso si los resultados de la Selección de ese país en el Mundial son malos, algo que podría ocurrir teniendo en cuenta la sorpresiva derrota de la albiceleste ante Arabia Saudita en su primer partido.
Ya en lo referente al segundo tema, explicó que una de las principales razones que impiden que Paraguay alcance el grado de inversión es justamente el problema que existe con la seguridad jurídica. Dijo que es necesario para los inversionistas estar seguros de que el Estado en general no dictará leyes o incluso decretos que podrían entorpecer su inyección de dinero.
Recordó que Paraguay es un país cruzado por la corrupción en la que ciertamente gran parte de la población saca un rédito de ello, esto a la par que se enseña que se debe ser honesto mientras el resultado de esa honestidad no se ve, lo cual genera una contradicción que hace que la gente prefiera no serlo.
Para Sebastián, es importante facilitar cuestiones como la tributaria para que los ciudadanos puedan hacer sus declaraciones y tramitar su RUC’s a través de sus teléfonos. La moral tributaria, como la llama Acha, está muy condicionada por la calidad del gasto y por el hecho de que ciudadanos son más iguales que otros a la hora de ser requeridos.