(Parte I)
Por Gozanlo Quintana
Si no hacemos bien las cosas podemos tener muy rápido, está muy cerca, un escenario parecido al argentino. Parecido, no idéntico, porque allá la crisis política producto del estrepitoso fracaso electoral del Frente de Todos en el gobierno (gobierno socavado y debilitado por la Vicepresidente. La tarada, según Pepe Mujica) parece que tendrá una deriva de crisis institucional y de gobernabilidad que agravará la situación.
Esta semana, nuestro país presentó este panorama: 1) En diputados copio un suelto en UH: “ Brotó fuego ayer en el debate en Cámara de Diputados sobre placas conmemorativas del gobierno de Alfredo Stroessner que terminó en un ataque entre colorados y opositores. Estos reclamaron que se siga rindiendo homenaje al dictador, mientras que aquellos minimizaron los atropellos a los derechos humanos en la época, y se enfurecieron cuando fueron criticados por celebrar con un falso abrazo republicano el fracaso de una pésima gestión”.
Dos cometarios: 1. Maniqueismo puro y duro y 2. Kavará no jhechai jheví (La cabra no ve su trasero) que es mucho más propio que “ve la paja en el ojo ajeno y no la viga en el propio). 2) También, entre la campaña para las municipales, los enfrentamientos, los conflictos internos de los partidos tradicionales cada vez más evidentes, a pesar del esfuerzo por disimularlos, y sometidos a intereses personales y cada vez más alejados del servicio a la nación, la política puede llevarnos al desastre en el mediano plazo
Es que la “sensación”, término de moda para explicar ineptitudes, es que nos traga la tilinguería política o la miseria moral por la izquierda o por la derecha.
La dinámica en los próximos meses, hasta el 2023, será de confrontación. Los “campañologos” propondrán “la grieta” como estratégica para simplificar el mensaje y polarizar a la ciudadanía. Gran escenario para los mediocres e inescrupulosos.
Sin embargo, es cada vez más evidente que lo que se necesita es un pacto, un acuerdo para detener el deterioro institucional y fortalecer la democracia.
Lo que muestra el escenario actual es que el presente no nos lleva al futuro sino que al pasado.